lunes, 17 de diciembre de 2012

Antecedentes del Movimiento Obrero en el Gran Ferrocarril de Venezuela y Ferrocarril Central 1890-1935


Luis Manuel Lauriño Torrealba
“Los trabajadores desamparados, minusválidos como individualidad, comienzan a desarrollar una cierta conciencia de grupo, una unión que se concreta en el entendimiento y en el convencimiento de la existencia de un alma colectiva …” Marchione
Existe casi un consenso entre los estudiosos del movimiento obrero en torno a sus inicios, pues consideran clave el desarrollo de la industria petrolera en el país en los albores del siglo XX. Sin embargo, es de nuestro interés hurgar en tiempos pretéritos y revisar algunos acontecimientos que pueden ser interpretados como antecedentes y que contribuyeron de alguna manera a la posterior consolidación formal de este movimiento. En esos tiempos surgen alrededor del trabajador un conjunto de elementos de interés, en tanto suponen parte de la dinámica propia de las relaciones de trabajo, constituyéndose en antecedentes directos del movimiento obrero organizado. En este sentido, es importante el estudio de la actividad ferrocarrilera, haciendo foco en dos grandes experiencias, la del Gran Ferrocarril de Venezuela y la del Ferrocarril Central de Venezuela, en tanto las dimensiones de sus proyectos les convertían en importantes demandantes de mano de obra y por ende escenario ideal para el estudio de los antecedentes y elementos mencionados. La industria ferrocarrilera fue una de las grandes empleadoras y pionera en el mundo laboral venezolano, por ello en el año de 1920 los registros señalaban que un 2,5% de la población activa trabajaba en los ferrocarriles. Señala Hurtado Salazar que “la construcción ferroviaria, con sus actividades de pico y pala, desmonte, tala de bloques, terraplenado, etc., exigió abundante mano de obra; a su vez, ésta se movilizó atraída por salarios más altos que los devengados en la agricultura”. También demandó profesionales, tal como lo demuestran los datos ya resaltados y que señalan que de los 52 ingenieros que trabajaron en las obras de construcción del Gran Ferrocarril de Venezuela, 28 eran de nacionalidad venezolana, es decir el 54%.

La importancia, en materia laboral, del período ferrocarrilero queda demostrada con un conjunto de acontecimientos que se constituyen en hitos históricos. Podemos ver, ya en el año de 1875, algún tiempo antes del desarrollo de la industria petrolera, la formación de un “proletariado ferroviario”, que en un principio se forma en el área de la construcción de las líneas ferroviarias y que luego vería su desarrollo en las distintas áreas de funcionamiento de los ferrocarriles. En 1890, se registran en Caracas manifestaciones obreras y de artesanos, solicitando ocupación; en 1893, se realiza la Primera Reunión de Socialistas Obreros de Venezuela; y en 1896, sucede un acontecimiento sin parangón en Venezuela, “una de las manifestaciones más sorprendentes del obrerismo de finales de siglo…”. Tal es la forma como se refiere Urquijo al Primer Congreso Obrero de Venezuela, que estando presidido por Alberto González y apoyado en su Secretaría por el sastre y poeta, Leopoldo Torres Abandero, pretendía “…fundar el Partido Popular y estudiar las cuestiones sociales para mejorar la situación de las clases obreras”.

Coinciden algunos autores en señalar que la industria ferrocarrilera fue el escenario del nacimiento del proletariado venezolano, entre ellos Camilo Ulloa, Samuel Hurtado Salazar, Hemmy Croes y Urquijo, entre otros. Este último autor se refiere a ese proletariado incipiente como “obrerismo” y a propósito de este, en un contexto en que se dirime el conflicto entre el Gran Ferrocarril de Venezuela y el Ferrocarril Central de Venezuela, señala que:
…no se trataba sólo de un ‘obrerismo’ intelectualista, sino activo, como lo demuestra uno de los reportajes de El Obrero socialista sobre la gran manifestación de 1890, que tuvo lugar en la Plaza Bolívar, ‘un meeting imponente, en el que predominaba el distintivo de los hombres de rudo trabajo, ¡la blusa! Primera vez que en Venezuela, se utiliza el término ‘meeting’ y se habla del uniforme laboral proletario. No se trataba de meros artesanos. Y su reclamo lo ratifica: ‘exigir al Primer Magistrado de la República (Dr. Anduela Palacio), en fuerza de sus legítimos derechos, interponga su influencia para que se derogue la orden oficial en virtud de la cual hanse suspendido los trabajos del Gran Ferrocarril Central, comenzados ya hace algunos días en esta ciudad…’74
Los trabajadores iniciaban su reconocimiento y comenzaban a adoptar una simbología propia de una clase, así como unas herramientas de protesta, que si bien en Venezuela eran una novedad, no lo eran así en otras latitudes, lo cual, por supuesto, no le restaba méritos. Aún en nuestro país no existía la estructura industrial y fabril que pudiese catalizar la consolidación pronta de una consciencia proletaria, pues la base económica era fundamentalmente agrícola. Tres años más tarde, el 25 de julio de 1893, sucede otro acontecimiento histórico, “un capítulo inédito”, como lo denomina Naudy Suárez o un “hecho singularísimo”, como lo llama Jesús Sanoja Hernández, cuando catorce trabajadores socialistas alemanes del Gran Ferrocarril de Venezuela se reúnen a las 9:30 de la noche en el Café Caracas. Como resultado de esta reunión, los trabajadores realizarían un acta, mediante la cual se determinaba “…legitimar al Camarada Franz Schleese por ante el IV Congreso Internacional Obrero…”, que sería realizado en Zurich en agosto de 1893. Así mismo, Schleese instaría a los demás trabajadores asistentes, a darle carácter permanente a estas reuniones y a realizar una nueva asamblea, para posteriormente entregar, en el IV Congreso Internacional Obrero, un informe elaborado en dicha reunión, a propósito de la situación laboral del país.

El 28 de octubre de 1896 se instala en Venezuela, como ya señaláramos, el Primer Congreso Obrero de Venezuela, que si bien no tuvo mayor repercusión en el movimiento obrero venezolano, debido a que sus intereses eran principalmente políticos, significó un hito de referencia obligada al estudiar la historia y los antecedentes de este movimiento. El mismo estuvo orientado a la fundación del Partido Popular, para trabajar en función del civismo, la instrucción popular y el fomento de la economía entre las clases obreras. También pretendía estudiar los aspectos sociales necesarios para mejorar la situación de las clases obreras, basado en los principios del trabajo. A su vez, se pretendía la incorporación de la masa obrera a la democracia, garantizar al pueblo el acceso a la propiedad, así como darle fin a los tiempos de revoluciones y levantamientos militares. El Partido Popular desaparecería en el año de 1898 y el impacto de dicho congreso sobre las masas trabajadoras no sería vital, por lo que los influjos del socialismo utópico no tendrían asidero real en las masas trabajadoras en las postrimerías del siglo XIX.

El año de 1919, fue un año sumamente dinámico para llenar las páginas de la historia obrera venezolana. Ya comenzaba un movimiento de agrupación gremial, pues como nos señala Quintero “los obreros comenzaban a concentrarse, en cierta medida a organizarse, sólo en centros como la Fábrica Nacional de Fósforos, de vidrios, cemento, papel, y empresas de ferrocarriles”. Se conformarían asociaciones de obreros y empleados en el Ferrocarril Caracas-La Guaira, Gran Ferrocarril de Venezuela, o Ferrocarril Alemán, en la Electric Light Company, así como en los Teléfonos de Caracas, las cuales después de diversos intentos fallidos de agrupación, lograrían en este año conformar la Confederación General Obrera, de muy corta duración, pues vería su fin en el año de 1921. Se lograban editar unos cuantos números del periódico gremial ‘El Obrero’, mismo que hiciera un llamado a las diferentes corporaciones para agruparse en torno a la mencionada confederación. Sin embargo, este largo año no terminaría aquí, pues se darían una serie de acontecimientos importantes entre la Compañía del Ferrocarril Central de Venezuela y sus trabajadores.

El 4 de julio de 1919 se presentaba en la Compañía del Ferrocarril Central de Venezuela una huelga de trabajadores, pero aunque no tenemos mayores datos de las solicitudes o reivindicaciones planteadas, si existe según nos señala Marchione un
telegrama recibido del Sr. Víctor Soborg, Administrador Interino de la Compañía del Ferrocarril Central de Venezuela, en el que se ‘participa que desde hoy, 4 de julio de 1919, a las 2 pm. está suspendido todo tráfico de esta Empresa por causa de la huelga de los empleados respectivos’
También tenemos noticias de la opinión de un ministro, a propósito de la huelga suscitada en el Ferrocarril Central de Venezuela.

Hace referencia el Ministro de Obras Públicas en su Memoria y Cuenta presentada al Congreso Nacional el 19 de abril de 1920, al señalar que ‘esta Empresa, que obtuvo rendimientos muy satisfactorios en los comienzos del año 1919, ha sufrido luego en el curso del mismo un decrecimiento considerable en sus beneficios, debido…al aumento de los salarios como consecuencia de la huelga ocurrida en su personal obrero’.

Aunque la opinión de un ministro, siempre debe ser respetable, no tenemos pruebas de que la posterior situación financiera de la Compañía Ferrocarril Central de Venezuela esté únicamente relacionada o siquiera relacionada con la huelga presentada el 4 de julio de 1919. Sin embargo, de las afirmaciones del mismo se puede inferir que por lo menos entre las solicitudes de los trabajadores se encontraba el aumento de sueldos y que por demás se había cumplido. Pero lo más importante en materia laboral del año 1919 estaba por suceder, siendo protagonistas, la Compañía del Gran Ferrocarril de Venezuela y sus trabajadores. Comenzaremos por describir, de una forma amplia, algunas características laborales de la empresa. Así, las condiciones de trabajo, en líneas generales, en la Compañía del Gran Ferrocarril de Venezuela eran agradables, aunque severamente reglamentadas, sin embargo, esto también dependía del tipo de cargo y sus características propias. El cargo de “Jefe de Estación” era uno de los más apetecibles, entre otras cosas, por las condiciones físicas en las que se debían realizar las tareas. En este sentido tenemos el testimonio de Jesús Nieto, quien llegara a desempeñar este cargo en la “Estación Caracas”
Muy fuerte. Lo que más te exigía era responsabilidad. Si tenías que despachar un tren a las seis de la mañana, tenías que estar allí, puntual, y si llegaba a las tres o cuatro de la mañana, había que estar antes para recibir la carga o a los pasajeros. Trabajando en el ferrocarril no prestabas servicio militar, pero era como estar en el cuartel porque a la hora que te llamaran tenías que estar allí.
El trabajo de los peones debía realizarse en las más duras condiciones, a la intemperie, “…quedando las brigadas de trabajo, con frecuencia, diezmadas por la malaria y la fiebre tifoidea…”.

La administración del Gran Ferrocarril de Venezuela organizaba a los trabajadores en dos grupos, el de los jornaleros, llamados así por recibir a diario el pago de la jornada, en donde estaban contemplados los cargos de más bajo nivel de su estructura, y el grupo de los empleados, en donde se encontraban los trabajadores que recibían una paga mensual por sus labores, estableciendo así un sistema de “double pay”. Pero, también los trabajadores comenzaban a moverse para agruparse y exigir mejoras y reivindicaciones por su trabajo. De esta forma se lograron agrupar en la ya mencionada Corporación del Gran Ferrocarril de Venezuela.

La compañía del Gran Ferrocarril de Venezuela era una compañía de avanzada en materia laboral, pues entre sus políticas contempló, ya en aquellos tiempos, la realización de hospitales y sanatorios para sus obreros, programas de reconocimiento al mérito y la procura de mejoras constantes de las condiciones de trabajo, adelantándose en muchos casos a la posterior legislación laboral. De hecho algunas de sus prácticas fueron consideradas en leyes tales como la Ley del Trabajo de 1928, que “contuvo importantes disposiciones de principio sobre higiene y seguridad industrial, sobre días hábiles para el trabajo, sobre el trabajo de las mujeres y los menores y sobre riesgos profesionales. Asimismo disposiciones fundamentales sobre la propia legislación del trabajo…” y la ley de 1936.

Llegado el 18 de Julio de 1919, esta misma empresa negociaría con sus empleados el incremento de sus salarios, así como beneficios relacionados con las condiciones de trabajo, como se desprende del documento “El Ferrocarril Alemán, Bases del Acuerdo entre la Dirección y los Empleados y Jornaleros”, resultante de dichas negociaciones. El acuerdo se supone de gran trascendencia, pues estamos ante la presencia del primer contrato colectivo de Venezuela.
Consideramos que este Documento es un verdadero Contrato Colectivo (…) por las características tipificadoras que se desprenden de un análisis del mismo. En primer lugar, vemos que son los trabajadores quienes han hecho la solicitud en forma colectiva; en segundo lugar, la Dirección del Gran Ferrocarril accede a tratar con ellos; tercero, el contenido de los asuntos negociados se atiene a los que han tipificado desde sus inicios una negociación colectiva: sueldos y salarios, horarios y condiciones de trabajo; cuarto, su forma jurídica se ajusta al estilo marcado por el derecho en estos casos: copias del documento (‘hechos dos a un mismo tenor’), fecha y publicación del documento en la prensa local para darle carácter público.
Y sólo quedando un cabo suelto, el de la presencia del Gobierno, para que este documento sea considerado un auténtico contrato colectivo, no debe extrañar, pues al contrario, la ausencia del Gobierno, no hace otra cosa que reafirmar un estilo de negociación típico de la época, cuyo influjo liberal a ultranza, no permite que éste intervenga. Son de resaltar aspectos tales como el privilegio a la antigüedad de los trabajadores, la obligatoriedad del descanso vacacional anual, el mecanismo “sui géneris” de la pre-jubilación, así como el estudio de la fundación de una Caja de Pensión. Otro elemento resaltado es el ya mencionado sistema de “double pay”. En cuanto a la jornada de trabajo se establecía de 8½ horas diarias, y la semana completa, contemplado como dobles los días feriados. En los casos de enfermedad y accidente, resaltan los bonos contemplados de 2.500 y 5.000 bolívares respectivamente.

Nos señala Hurtado, que en este sentido, el aporte de los ferrocarriles a la formación del proletariado venezolano tenía límites, pues “la instalación de los ferrocarriles era un fenómeno transitorio e inconsistente en las zonas por donde pasaba, y tal como fue social e históricamente fugaz (…) En suma, la construcción ferroviaria no consolidó plenamente al proletariado como clase social” y al referirse a los procesos industriales, una vez culminados los trabajos de construcción de los ferrocarriles, nos resalta que “…fueron restringidos y secundarios, pues la economía se caracterizaba por la importación de los bienes de equipo”. Entre tanto, Godio nos da cuenta de que la actividad ferrocarrilera del país no logró una verdadera transformación laboral, ni ocupacional, debido a causas como el bajo volumen de la actividad, su dispersión geográfica y su deficiente organización.

Finalmente, en el año de 1919 y después de los acontecimientos ya señalados, el movimiento obrero, si bien no se había consolidado y convertido en eje del movimiento obrero organizado, como lo hizo en toda Latinoamérica, ya había echado las raíces necesarias para posteriormente y a partir de la actividad petrolera nacional, dar los frutos del movimiento sindical desarrollado y vinculado en sus luchas. “Los trabajadores desamparados, minusválidos como individualidad, comienzan a desarrollar una cierta conciencia de grupo, una unión que se concreta en el entendimiento y en el convencimiento de la existencia de un alma colectiva…”.

30 de marzo 1919: los obreros del ferrocarril Caracas – La Guaira paralizan sus labores en solicitud de aumento de salarios.Venezuela




via Diario VEA

A pesar de la tiranía de Juan Vicente Gómez, el 30 de marzo de 1919, estalló uno de los primeros conflictos labores en Venezuela. Los trabajadores del Ferrocarril Caracas – La Guaira (Vargas), manejado por una compañía inglesa, paralizaron su trabajo en protesta por los bajos salarios. En un país sometido a un régimen de terror y silencio, el estallido obrero causó una viva conmoción en todos los sectores, especialmente en los centros obreros. Inmediatamente hubo acciones de solidaridad entre los trabajadores textiles de Valencia (Carabobo) y Caracas.
 
 
 
 
Juan Vicente Gómez envió tropas que ocuparon las instalaciones del ferrocarril en Caracas y La Guaira. Sin embargo, los trabajadores se mantuvieron firmes y la huelga no cedió hasta que la empresa inglesa accedió a elevar los salarios. Fue significativo que los trabajadores recibieran mensajes de aliento de los estudiantes de los liceos y la Escuela de Normalistas.
 
 
 
 
Cuando terminó el conflicto, la prensa publicó una carta del general Juan Vicente Gómez al doctor Victorino Márquez Bustillos, encargado de la Presidencia de la República, donde recomendaba que se prestara atención a los salarios de los trabajadores, en un intento por presentar al dictador como preocupado por la suerte de los trabajadores. La carta era una expresión de la inquietud que había despertado en el régimen aquella primera huelga obrera.

Francisco Antonio "Coto" Paúl (Acta de la Independencia)



Francisco "Coto" Paúl

Doscientos años… ¡una Guará! , casi nada, que de vuelta hemos dado hasta llegar aquí.

Estamos celebrando nuestra decisión que, aunque fueron otros los que se inmolaron por ella, repito, la sentimos nuestra ya que aun mantenemos la firme convicción de “ser Libres para siempre”.

Quiero, para celebrar el hecho de ser libre, recordar uno de los discursos más impresionante que he leído, para mí es un poema, y con respeto al autor, lo colocaré como tal.

¡Ahh!  Y también esta de cumple años.



¡La Anarquía!
¡Esa es la Libertad, cuando para huir de la tiranía
desata el cinto y desnuda la cabellera ondosa!

¡La anarquía!
Cuando los dioses de los débiles
-la desconfianza y el pavor-
la maldicen,
yo caigo de rodillas a su presencia.

¡Señores!
¡Que la anarquía, con la antorcha de las furias en la mano
nos guie al Congreso,
para que su humo embriague a los facciosos del orden,
y la sigan por las calles y plazas gritando libertad!

Para reanimar el mar muerto del Congreso estamos aquí,
en la alta montaña de la santa demagogia.

Cuando ésta haya destruido lo presente,
y espectros sangrientos hayan venido por nosotros,
sobre el campo que haya labrado la guerra
se alzará la libertad…”


La casa de este anarquista aún sobrevive(doscientos años después), situada entre las esquinas de Candilito a Gobernador. Desafortunadamente, dicha vivienda, cuyo frente está pintada de colores chillones, fue adquirida por miembros de la iglesia de los Testigos de Jehová.



Hablamos de uno de los integrantes de la Sociedad Patriótica de 1810: Francisco Antonio de Paul, quien debido a la enfermedad de bocio. Era llamado “Coto” Paul.

Este venezolano, nació en Caracas, en 1773, estudió Derecho, y fue miembro de la Sociedad Patriótica, firmante del acta de independencia y combatiente de la guerra de emancipación.

Exilado en Curazao y muere por paludismo en Barranquilla, Colombia.

Para Una Historia del Anarquismo en Venezuela



A. Serrano González

Pese a ser reconocida Venezuela como tierra de libertadores, las ideas anarquistas no tuvieron en nuestro suelo asiento y desarrollo, y ello ha sido por una razón socio-económica. Venezuela era un país agrícola-pecuario poco desarrollado dentro de nuestro medio productivo. Una fuerte implantación de zonas palúdicas que obligaban al campesinado a vivir muchos meses del año dentro de un chinchorro curando su fiebre, La carencia de industrias, hacía que los pueblos emigrantes de Europa buscasen los caminos de Argentina, Brasil, México y hasta de Cuba; sólo algunos pequeños grupos de isleños canarios llegaron a estas costas, como ya hacían desde la época colonial.

Y pese a ello, en época tan temprana como 1811, cuando la Sociedad Patriótica discutía la forma a dar a la república, en sesión presidida por Francisco De Miranda y con asistencia de Bolívar, en momentos que Antonio Muñoz Tébar pronunciaba un discurso abogando por la forma conservadora y centralista, Coto Paúl le usurpa la palabra y dirá:

"!La Anarquía! Esa es la libertad, cuando para huir de la tiranía desata el cinto y desnuda la cabellera ondosa. ­La Anarquía! Cuando los dioses de los débiles, la desconfianza y el pavor la maldicen, yo caigo de rodillas a su presencia. Señores: que la anarquía, con la antorcha de las furias en la mano, nos guíe al Congreso para que su humo embriague a los facciosos del orden, y le sigan por calles y plazas, gritando ­Libertad!". (1)

Cuando Coto Paúl se expresa con toda la ampulosidad propia de la época, Proudhon, llamado el padre de la anarquía, tenía sólo un año, y Bakunin nacería cuatro años mas tarde. Es de suponer que Coto Paúl había leido el libro del precursor libertario inglés William Godwin, "Investigación acerca de la Justicia Política", para expresar tan clara identificación con el sentido que ha tomado con posterioridad la palabra anarquía.

Pasaran años hasta que otro aldabonazo suene. Para 1884, en Valencia se funda una Sociedad Cooperativa que reconoce sus simpatías hacia Owen, Fourier, Cabet y Proudhon. Esta cooperativa publicó un folleto acerca de la emancipación de los trabajadores, que ya había sido publicado en las Islas Canarias (2).

De forma similar debieron llegar acuerdos tomados por la Internacional Socialista, ya que algunas organizaciones obreras toman medidas en 1892 para luchar por la jornada de las 8 horas. En el periódico EL FONOGRAFO de Maracaibo, hay un artículo de una pluma anarquista, que dice: "Los socialistas, partidarios de las diputaciones, o parlamentos y ayuntamientos, sostienen que el único modo de alcanzar la jornada de ocho horas era el legal; esto es, arrancárselo a los poderes públicos. Nosotros, que sabemos perfectamente que la misión del Estado no es otra que la de guardar y hacer guardar los intereses de la clase que representa, combatimos la antinomia y obramos resueltamente por la vía revolucionaria." (3)

Alguien muy respetado por su rigor como cronista del movimiento obrero venezolano, Bernardo Pérez Salinas, nos dice: "Huyendo de la represión desatada, llegaron a la zona del Mar caribe grupos de anarcosindicalistas y socialistas españoles que trataban de establecerse en estos países" (4). Al respecto, Rodolfo Quintero agrega: "En más de una ocasión me reuni con algunos de estos anarcosindicalistas. Los gremios de panaderos, tranviarios, telefónicos y otros organismos denominados de 'mutuos auxilios', fueron seriamente inflitrados por las ideas de Proudhon y Bakunin" (5). Es de suponer que si aquellos gremios fueron "infiltrados" por los anarcosindicalistas, fue porque los razonamientos y la argumentación ofrecida por ellos era la interpretación exacta y objetiva de la realidad sociológica venezolana.

Más adelante y en el mismo texto, Quintero apunta: "La primera gente extranjera que llegó eran anarcosindicalistas, le metían a uno a Bakunin mas que a Marx por los ojos, porque eran italianos y españoles, que eran los dos sitios de Europa donde el anarcosindicalismo llegó a tener más fuerzas. Eran individuos peleadores, que no querían conciliación de clases. Los anarquistas decían inclusive que los marxistas eran gente de conciliación [la historia lo ha demostrado, añado yo]; luchaban contra el Estado. Dejaron una siembra que yo diría positiva en un noventa por ciento, porque formó los primeros cuadros sindicales aquí." (5)

Posteriormente a la Guerra Civil Española, son muchos los anarquistas ibéricos que han vivido en Venezuela, pero todos tenían la vista puesta en la península, nunca pensaron en hacer una organización para propagar sus ideas en tierra venezolana. A principios de los años 80 se logró conformar un pequeño núcleo con compañeros provenientes de diversos países y algunos criollos, que logró poner a circular un periódico, EL LIBERTARIO, que sobrevivió por cinco números.

A partir de allí han habido diversos esfuerzos editoriales y de organización, pero se ha hecho muy difícil insertarse en los gremios obreros, pues ninguno de los que hoy habla como anarquista es obrero; ahí está quizás la razón de que el movimiento anarquista local apenas se exprese hoy en iniciativas limitadas, como la que llevan el pequeño grupo de jóvenes con algún viejo que publican este nuevo EL LIBERTARIO, que de tarde en tarde pero con insistencia se pone a la venta. Nos guía el interés de dar a conocer las ideas, con las armas de lucha del verbo y la pluma, aún sabiendo que la sociedad actual -con todo y los desequilibrios que carga- no está propensa a abrirse a las ideas de transformación radical. La caída de aquellos regímenes llamados de "socialismo real", que de socialismo verdadero poco tenían, ha roto en mucha gente las ilusiones que pudieran surgir de ir a la búsqueda de un mundo mejor. Pero a más o menos tardar, todas las contradicciones del sistema social que nos proponen desde el neoliberalismo le llevarán a la quiebra, y entonces la gente comprenderá e reiniciará esa búsqueda, allí estaremos.



1) J. V. González: Biografía de José Félix Ribas, pag. 62; Edit. Villegas; Caracas.
2) Fermín Lares: El Movimiento Sindical y la Lucha Política en Venezuela, Edit. Monte Avila.
3) Idém, p. 14.
4) P. B. Pérez Salinas, en Idém, p. 17.
5) Rodolfo Quintero, en Loc. Cit.

Historia del anarquismo en Venezuela


El Anarquismo es una corriente politico-social que se hizo presente en el siglo XIX de la Venezuela republicana. Su variada base filosofica expresada en Francia, Italia, España y Norteamerica se fue dejando sentir a traves del proceso migratorio. Es un acontecer que ocurre en el pais en el periodo de forjamiento de los asalariados, cuando va cristalizando la mercancia trabajo. Justamente, una sintesis de ese acontecer que venimos investigando es el que exponemos a continuacion. 

La Alborada 

Las ideas anarquistas parecen hacer acto de presencia en Venezuela en la decada de 1850. El periodico EL CORREO DE CARACAS (16/09/1852) publica el aviso siguiente: "Analisis del socialismo y exposicion clara, metodica e imparcial de los principales socialistas antiguos y modernos, y con especialidad en los de Saint Simon, Fourier, Owen, P. Leroux y Proudhon, vdo. en 8vo., precio $ 1,50". Este libro contenia una advertencia en la que señalaba que el objetivo era "dar una reseña rapida, clara y, sobre todo, desapasionada, del movimiento social, especialmente en nuestros dias, en obsequio y utilidad de las poblaciones americanas" . El epilogo, segun el historiador contemporaneo German Carrera Damas, es un encendido alegato, casi un manifiesto, en pro de la causa socialista; no es de extrañar si posiciones de este tipo repercutiesen en la tendencia de avanzada que encarnaria Ezequiel Zamora durante la Guerra Federal (1859-1863). 

Pero es despues de la Comuna de Paris de 1871 cuando estas ideas se abren paso en Venezuela. Los liberales caraqueños parecen insuflarse por los relatos de los hechos. Los estudiantes hijos de ricos comerciantes y hacendados, y algunos intelectuales, comienzan a asimilar las ideas radicales en boga en Europa. No hay en tal radicalismo una denuncia a la propiedad privada. Los programas de reformas sociales solo son una mezcla del pensamiento liberal burgues con elementos de Proudhon. Sin embargo, las consignas igualitaristas sirven para la agitacion entre el pueblo. Los burgueses de Caracas, en sus conflictos con los terratenientes, aspiran contar con el apoyo de los artesanos, reeditando el papel que la burguesia francesa les reservo a los obreros de Paris en la Revolucion de 1848. Asi comenzaba el despertar de las ideas acratas en estas tierras. 

En las Entrañas de la Dictadura 

El anarcosindicalismo logra concrecion en Venezuela despues de la Gran Guerra (1914-1918). Lo hace de modo precario, en forma contradictoria y sometido a los rigores clandestinos que impone la dictadura de Juan Vicente Gomez, que gobierna entre 1908 y 1935. Sin embargo, sera acicate estimulante en el desarrollo de la conciencia obrera. 

La deteriorada situacion europea, contrastando con las "bondades" que sobre el pais publicitan el regimen gomecista y las compañias extranjeras, hacen posible una corriente migratoria hacia Venezuela. La fuerza de trabajo especializada se ubica en las fabricas, talleres ferroviarios, puertos, petroleo, etc., con esta poblacion, fundamentalmente española e italiana, vienen hombres con experiencia y tradicion que siembran la idea de la lucha obrera con la vision anarcosindicalista. 

Con su concepcion contraria al parlamentarismo y opuesta a la constitucion de partidos politicos, activadores de la tactica de accion espontanea y de la huelga general revolucionaria, asi como la organizacion sindical descentralizada, los anarquistas representan la corriente politica mas importante en el despertar del movimiento laboral venezolano. Aspectos explicativos de esta supremacia lo representan las predicas militantes, pero tambien la juventud de la clase obrera, la debilidad de la industria y su dispersion. Al respecto, parecen encontrarse tres corrientes anarquistas en el pais durante el lapso que va desde 1917 a 1935: 

a.- La ciudad de Caracas es el ambito de mayor militancia donde el colorante lo da la influencia española. El vocero de sus ideas es el periodico EL OBRERO, dirigido por Luis Armando Garcia, Rafael Villasana y Emilio Lovera; su gerente y duenho Candido De Armas. Sale diariamente en 1919 y 1920; Luis Amitesarove, Medardo Medina, Gustavo Parodi figuran como colaboradores nacionales, y Jose Jerique lo es desde Madrid. La ocupacion del Ruhr el Alemania, el fascismo en Italia y los peligros de una nueva guerra europea parecen constituir los temas internacionales de mayor preocupacion. La Revolucion de Octubre de 1917 es acontecimento que se sigue con simpatia. Pero las discusiones entre el sindicalismo revolucionario soreliano y las concepciones especificas del anarquismo los presentan en vida contradictoria. 

Pareciendo responder a una division del trabajo, en la militancia propiamente sindical encuentranse otros luchadores. En el gremio de profesionales de artes graficas aparecen Juan C. Cignoni, Carlos Moreno, A.R. Risquez Blanco y Adolfo Montero; en la Asociacion General del Trabajo estan Ezequiel Marin y Rafael Oyarzabal; en los portuarios Francisco Gonzalez Blanco y Ladislao Yañez; en los zapateros Jose Toston, Perez Padilla, Nicasio Paez y Carlos Graner. 

b.- En Aroa, Estado de Yaracuy - asiento del ferrocarril ingles The Bolivar Railway Company Ltd.- , asi como en Puerto Cabello y Barquisimeto, la actividad anarquista la encabezan los nativos de Italia. Vicenzo Cusatti, Juan Lazo, Andres Illas Eduarte, Manuel Segovia, Simon Aular y P. Izquierdo Leon son entre otros los anarcosindicalistas ferroviarios mas destacados. Justamente por la influencia de estos grupos, se realizan estruendosos conflictos laborales y en San Felipe, capital de Yaracuy, se editaron publicaciones sobre el mundo del trabajo y sus luchas. 

c.- Luego de 1922, el anarcosindicalismo criollo parece reflejar cambios. En Caracas continua teniendo una estrecha vinculacion con las masas obreras, participando activamente en las organizaciones laborales y en las acciones huelgarias, aunque como eran sus principios se oponia a la lucha politica y daba preferencia a la "Accion Directa" en defensa de las reivindicaciones proletarias. Pero en las localidades petroleras del occidente del pais (Estado de Zulia), la presencia de trabajadores centroamericanos, en especial guatemaltecos y nicaraguenses, trae nuevas influencias, por lo que el caracter de las luchas parece dictarlo el anarcosindicalismo norteamericano nucleado en torno a los IWW - Industrial Workers of the World - . El sindicato concebido como maxima expresion organizativa, la meta de entregar de los instrumentos y medios de produccion en propiedad y a disposicion de los productores directos reunidos en los sindicatos, y coqueteos con el marxismo en el uso de una fraseologia ultrarrevolucionaria, son los rasgos que caracterizan a este grupo, con el cual podria vincularse a Pio Tamayo, la principal figura asociada al anarcosindicalismo venezolano de aquellos años. 

En todo caso, los sindicalistas anarquistas cumplieron una labor protagonica en el pais. Ellos contribuyeron a organizar a los trabajadores, a activar los conflictos huelgarios y a impulsar la propaganda anticapitalista. En la decada de 1930 se presentan en el escenario publico muy debilitados, pero los mas destacados militantes laborales que luego de la muerte fisica del viejo tirano de los Andes alcanzan figuracion, habran recibido de ellos las primeras lecciones de lucha obrera. Luego, Accion Democratica y el Partido Comunista de Venezuela los absorberan completamente en los años posteriores.